sábado, 26 de octubre de 2013

Cuando la excusa se agota de tanto usarla...


No voy a extenderme demasiado hablando de uno de los Barça - Madrid con los que menos he vibrado en mi vida.

Dos equipos buscando el norte, victoria del menos malo y la caverna reescribiendo el reglamento según los intereses del Real Madrid.

Punto... y final.

Parece que a la prensa afín al nacionalmadridismo le preocupa más generar polémica cuando pierde el Real Madrid que preocuparse en analizar el juego de su equipo.

Un partido que el Real Madrid pierde con justicia se convierte en un episodio postmourinhista de lloros y quejas a la carta.

Se ignora que Sergio Ramos no es expulsado cuando hubiese tenido que irse a la calle dos veces antes de que Ancelotti le liberase de más sufrimientos.

Se fabrican teorías conspirativas para modificar el reglamento cuando Adriano toca el balón con la mano involuntariamente, ocupando un espacio necesario y por tanto no pudiendo evitar el contacto.

Se obvia un claro penalti de Pepe a Cesc y se exacerba un penalti de Mascherano a Cristiano, evitando entrar en el clásico argumento cavernario sobre la incidencia directa de los errores arbitrales en el curso del partido... Si un penalti es un gol (?) y el penalti de Pepe es anterior al de Mascherano, el resultado hubiese sido 3-2 (¿cuento de la lechera?).

El partido ha sido aburrido. La polémica artificial de esta semana lo será aún más.

Y del caño de Dani Alves a Cristiano ni hablamos.

jueves, 17 de octubre de 2013

Tradiciones arraigadas.


Los primeros recuerdos que tengo del Camp Nou son de tardes de domingo, a las cinco, en la segunda gradería del gol norte, embutido entre mi abuelo y un señor con un puro que no le cabía en la boca.

Hoy está prohibido fumar puros en el Camp Nou. 

Yo era socio pero no tenía abono, por lo que  a la versatilidad de aquellos entrañables e incómodos bancos corridos de color verde y a la buena voluntad de nuestros vecinos debo el haber sido testigo de los brutales cambios de ritmo de Johan Cruyff, de la clase nunca suficientemente ponderada del Cholo Sotil, de la entrega sin límites de Johan Neeskens o de la extraña magia de Manolo Clares.

El Mundial del '82 propició la ampliación del estadi y la sustitución de los bancos de madera por asientos individuales, lo que suponía el principio del fin de las inolvidables almohadillas y una dificultad añadida a la maniobra de encaje de los niños entre socios colindantes, haciendo que muchos mayores viesen los partidos con menores aposentados sobre sus rodillas.

Mi abuelo agradeció mucho que en esa época yo ya contase con un abono. Servidor había casi alcanzado ya la categoría de peso pesado y hubiese resultado ciertamente molesto vibrar con el juego del Barça con semejante pollo sentado en el regazo.

En esa época yo iba al Camp Nou en moto. Sin casco.

Hoy está prohibido ir en moto sin casco.

Con la ampliación, el aforo del estadi alcanzó los 120.000 espectadores. Aquello era un orgullo. Teníamos el mejor estadio del mundo. Pero el paisaje del Camp Nou, pese a su magnificencia, ha continuado siendo tan familiar, tan entrañable como siempre, porque lo habitual siempre ha sido ver mucha gente mayor (señores y señoras), muchas parejas... y muchos padres con sus hijos. Ese perfil social, reforzado por un creciente número de población flotante, convierte a la afición del Barça en una masa no demasiado ruidosa, excepto los días que toca.

Por eso, pese a tener un abono de asiento, no era extraño que en la década de los '80 viese muchos partidos en los inolvidables fondos de general, de pie, donde el ambiente era mucho más estimulante que en mi localidad de la segunda gradería.

Hoy está prohibido que un estadio de Champions tenga localidades de pie.

Y así, entre modificaciones y prohibiciones, hemos llegado al momento actual. Ya no dispongo de abono, pero dispongo de una televisión de alta definición conectada a diferentes plataformas digitales. Me he convertido en un desertor, en un mal barcelonista que desde su sillón evita la avalancha de turistas que invade el Camp Nou.  

El Barça tiene el mejor equipo de su historia; el Camp Nou ya no es el mejor estadio del mundo; la presidencia del club está en manos de alguien que no solo no es capaz de solucionar los pocos problemas que pueda tener hoy la institución sino que es capaz de aumentarlos exponencialmente y generar polémicas donde no tendría por qué haberlas; la oposición más visible critica lo que es criticable (bien) y pierde la razón criticando lo que no es criticable (fatal) y fiiscalizando lo que nadie más allá de su círculo en las redes sociales es capaz de ver (incomprensible). 

Ante todo eso, algunos nos limitamos a ver por la tele como nuestro equipo es cada vez mejor y nuestro club es cada vez menos tradicional.

En este punto, en el que la tradición del Camp Nou se difumina a marchas forzadas, una directiva que está perdiendo el rumbo a marchas aún más forzadas decide dar el golpe de gracia a su escasa popularidad aplicando la legalidad en el momento más inoportuno y de la forma más inadecuada.

Son muchos los estadios en los que se ha encontrado una fórmula más o menos imaginativa para acomodar a los más pequeños de acuerdo con la normativa vigente, pero la imaginación no existe en la directiva del Barça.

Es necesario que el F.C. Barcelona facilite la entrada de forma regulada pero gratuita a los niños que tendrán que abarrotar el Camp Nou en un futuro no tan lejano. Es necesario que la directiva aproveche el viento a favor que proporcionan los éxitos deportivos y trate de no romper nada más hasta las próximas elecciones... a las que, por cierto, sería deseable que no se presentase. Es necesario que la oposición canalice su ira, aplaque su resentimiento y aporte sentido constructivo al debate. Y es necesario que la culerada no se pierda en guerras intestinas.

Pero la contínua guerra civil entre el barcelonismo no hay quien la prohíba. 

Esa si que es una tradición bien arraigada.

martes, 15 de octubre de 2013

Y el verbo se hizo carne...


Andaba la caverna ensimismada en sus cosas, aprovechando el parón de selecciones para ilustrar a la parroquia sobre el teatro de Neymar, cuando una portada quintacolumnista de Marca ha puesto al borde de un accidente cardiovascular colectivo al florentinismo de pro.

Cuando se habla de Gareth Bale, hernias, protusiones o lesiones varias hacen subir la tensión a más de uno y a más de dos. Y es que gastarse una pasta gansa en un juguete roto, además de ser un mal negocio, produce aquella sensación de panolismo que tanto escuece en Concha Espina.

El sobresalto ha sido tan "ostentóreo" que el Ser Superior se ha visto obligado a tomar cartas en el asunto. Y es así como el verbo se hizo carne y nos obsequió con su presencia en su late night cavernario de cabecera.

Tan, tan de cabecera, que un cariacontecido Josep Pedrerol justificó el masaje antes de proceder a aplicarlo. Engañar, lo que se dice engañar... no engaña a nadie.

Un abnegado Florentino decidió que Josep Pedrerol le dedicase hora y media de lubricante para informarnos que la protusión de Bale es cojonuda y que el jugador que no tiene protusión ni es jugador ni es nada. El Sr. Pérez y el Sr. Pedrerol nos recordaron que el Real Madrid es el club más rico del mundo, que la mayoría somos del Madrid y los que no lo somos es porque aún no lo sabemos, que Andrés Iniesta era del Madrid a todo poder y que Cristiano salta mucho. 

Cuando a Pedrerol se le agotó la vaselina, procedió a someter al jefe a un tercer grado muy exigente. Tan grande fue la exigencia, que el papel de poli malo recayó en la sanguinaria Cristina Cubero. El resto de palmeros fue escogido de entre lo más selecto de la caverna, a saber, Tomás Roncero, Siro López, José Luis Sánchez, José Antonio Luque y José Damián González. Canela fina.

A partir de ahí, la madrugada discurrió en una agradable atmósfera de veneración y reverencia salpicada con momentos de alta comedia, como cuando Florentino Pérez explicó, ante los pesos pesados de la yihad mediática madridista, que en los medios no hay madridistas... olé tú, ¡olé tú! para languidecer en una proclama de casi un cuarto de hora (como se nota que a esa hora sólo vemos la tele insomnes y desocupados) del preclaro Siro López. Más que proclama, soflama, en la que nos aclaró que él y sus amigos no son periodistas de camiseta, que son periodistas de camiseta, bufanda, gorra, banderín y vuvuzela, cosa extraña, porque venía a contradecir la amarga queja lanzada por Florentino sobre lo solo que se encuentra el Real Madrid en la arena mediática.


Esperemos que la protusión no vaya a más... no sea que Florentino decida interrumpir la programación de todas las cadenas para lanzarnos su mensaje de Navidad en pleno mes de octubre.

Y el día 26 espera el Camp Nou...

miércoles, 9 de octubre de 2013

Como se ven, como les ven... como son.


A Gerardo Martino le acusan de no conocer el fútbol europeo y de no tener ni idea de donde se ha metido.

Más allá de estériles debates sobre el concepto, sobre el estilo, el hecho de si el 'Tata' conocía o no el fútbol europeo se antoja poco relevante ante los buenos resultados cosechados en su arranque como director técnico blaugrana.

El 'Tata', además, vio aparecer la oportunidad de su vida de forma inesperada y probablemente no se preocupó demasiado en indagar la dimensión real de su nueva posición. Probablemente eso sea cierto. 

Pero Martino aprende rápido y se ha encargado de demostrar que ya conoce el terreno que pisa. Sabe que la crisis social es consustancial a su nuevo club y que las campañas orquestadas contra su nuevo club son consustanciales al aparato mediático madridista.

Hablar del fichaje de Bale le valió ser hipócritamente vapuleado desde Madrid. Acusar a la prensa deportiva española le ha valido ser atacado en masa por un colectivo exageradamente corporativista. 

Ese ataque de la "prensa deportiva" ha servido, sin embargo, para que algún peso pesado de la caverna haya tenido que mirarse en un espejo que su propia realidad virtual se había encargado de esconder bajo montañas de cinismo y maniqueísmo exacerbado.

Después de que con la inestimable colaboración del "prestigioso" Siro López, Paco García Caridad se rasgase las vestiduras en Punto Pelota por la "caradura" de un profesional que se extrañaba de que en España campase a sus anchas el "periodismo con camiseta" cuando en Argentina, como en el resto del mundo, la prensa deportiva es, como mínimo, tan dañina como aquí, Caridad quiso trasladar el debate a su programa radiofónico, solicitando la colaboración de un periodista argentino que desnudase la doble moral de Martino.

Paco García Caridad, "experto" en prensa deportiva argentina, quiso hacer unas risas a con un conocido mourinhista porteño, Juan Carlos 'Toti' Pasman, a costa del nuevo entrenador del F.C. Barcelona.

Lástima que el tiro le saliese por la culata.


'Toti' Pasman, lejos de alinearse con la doctrina cavernaria de García Caridad, se permitió el lujo de defender que lo normal, lo que pasa, por ejemplo en Argentina, es que más allá de debates locales, los grandes medios nacionales mantienen, en lo posible, aquella objetividad inherente al periodismo que aún se intenta inculcar en las facultades. En definitiva, Pasman llamó hipócrita a Caridad.

Un contrariado Paco García Caridad dejó entonces ir perlas cultivadas del calibre de "el espacio que se le dedica a un equipo o a otro no significa tendencia" (no, los medios españoles de difusión estatal no tienen tendencia... y mi abuela era Santa Teresa de Jesús), "ser del Real Madrid -un periodista- es un pecado mortal pero se mira con muy buenos ojos ser del Barcelona... si dices que eres de un equipo menor, eso pasa inadvertido" (¿el Barça un equipo menor?), o que "aquel que confiesa de qué equipo es, una vez que lo ha confesado... va a ser mucho más duro para que se note el efecto contrario, es decir, que provoca un ejercicio de autocensura" (que se lo digan a Tomás Roncero, a Siro López, a Juanma Rodríguez...).

Pero más allá de debates estériles, lo que realmente sucedió una tarde del mes de octubre en Radio Marca es que la caverna mostró como se ve a sí misma, un periodista argentino tuvo que explicar como la ven los demás... y los oyentes volvieron a oír, a ver una vez más, la cara más real de esa caverna.



viernes, 4 de octubre de 2013

Se abre la veda.


"Me doy cuenta de que he cometido un error al ver tarjeta roja... no debería haber actuado de esta manera". Scott Brown, capitán del Celtic de Glasgow.

Pamplinas. Se nota que Scott Brown no ha jugado nunca bajo las órdenes de Mourinho... ni siquiera en el Real Madrid.

Cuando un jugador profesional de fútbol derriba y patea a un actor disfrazado de delantero del Barça, los cánones cavernarios indican que ha de comerle la oreja para que se levante inmediatamente, ha de protestar con cara de poseso a un árbitro condicionado por el platinato y, si consigue seguir sobre el terreno de juego (lo más habitual), reincidir en la próxima jugada... porque ya se sabe, "aunque hagamos 100 faltas, el árbitro no nos podrá expulsar a todos".

La reiteración de faltas sobre Neymar no es un fenómeno que se haya iniciado con su fichaje por el Barça. En Brasil lo ponían a caldo en cada partido, e incluso Piqué le dio un buen viaje en la Copa Confederaciones.. viaje que, por cierto, no hizo exclamar a nadie que Neymar fuese un teatrero.

Ya dijo Gerardo Martino que Neymar "tiene un estilo de juego que invita al rival a la violencia". Probablemente, la sinceridad del Tata volvió a jugarle una mala pasada, porque con un árbitro arbitrando, nada tendría que "invitar a la violencia", pero parece evidente que un jugador liviano físicamente, que encara sin complejos y que tiene la capacidad de desbordar a cualquiera, está destinado a acabar por los suelos algo más de lo que lo hacía Charly Rexach en sus buenos tiempos.

Lo preocupante no es que cosan a patadas a un futbolista que parece predeterminado a ello. Lo preocupante... lo preocupante no, lo escandaloso es que la autodenominada prensa deportiva de Madrid (¿prensa? ¿deportiva? ¿de Madrid? De Madrid si, claro... y del Real Madrid, más claro aún), se dedique a continuar sacando crédito del mourinhismo más rastrero.

La campaña es tan vergonzante, que ni siquiera se pone en duda la cacería (demasiado evidente incluso para el rincón más oscuro de la caverna), simplemente se dedica a hacer crecer la idea de que Neymar es el mayor cuentista en una plantilla de comediantes.

Lo más perverso del montaje no es ya falsear la realidad (algo a lo que el aparato de propaganda florentinista está demasiado habituado), lo realmente preocupante es esa sensación de que se está generando un caldo de cultivo para que a finales de octubre, en el Camp Nou, la defensa del Real Madrid tenga barra libre para salir a la caza del hombre.

Lo vengo diciendo hace días. Ojalá me equivoque.

martes, 1 de octubre de 2013

La corrupción del debate.


El año pasado, un Barça fiel al concepto se estrelló ante un Celtic fiel a la mística. Fue un Barça que dominó el partido, que gozó de oportunidades (con postes incluidos), pero que encajó dos goles producto de sólo tres remates de los escoceses.

Como el ventajismo me puede, celebro con alboroto que un Barça menos ortodoxo haya sido capaz de ganar en un estadio difícil, difícil, difícil. Y es por eso que considero lógico que si en 2012 el Barça mereció ganar, no supo y los culés lo lamentamos, en 2013 los barcelonistas celebremos que un Barça que no ha merecido perder haya dado un paso de gigante en la clasificación de su grupo.

Sé que los puristas me acusarán de resultadista, clementista, hereje y traidor a los principios, pero creo sinceramente que, entre la alternancia de ultraexhibiciones y megapetardazos de la temporada pasada y la combinación de buen juego y solvencia de esta temporada, nos interesa apuntarnos a la segunda opción.

Lo triste sería que el debate futbolístico se corrompiese por cuestiones más espurias... porque entonces podríamos decir que es tan lícito sostener que Tito no era el entrenador ideal para el Barça como mantener que Rosell no es el mejor presidente para el mejor club del mundo.

Es una opinión...