Quimet Rifé debutó en el Barça como extremo con 22 años. A
los 27 años pasó a ocupar la posición de volante. Los mejores años de su
carrera, hasta los 34, los vivió como lateral derecho.
Toni Torres debutó en el Hércules, a los 20 años, como
defensa central. Como defensa central se retiró en el Barça trece temporadas
después, a los 33. Nunca cambió de posición.
Rifé y Torres fueron dos jugadores sobrios y eminentemente prácticos. Uno se vio obligado
a adaptar su evolución física a las necesidades del equipo; el otro tuvo físico
para mantenerse siempre en el eje de la defensa.
Leo Messi no es un jugador sobrio ni eminentemente práctico,
porque Leo Messi es el mejor jugador de la historia.
Messi debutó a los 17 años y se hizo un hueco definitivo en
el equipo a los 19, jugando escorado a la derecha de una delantera completada
por Eto’o y Ronaldinho, donde encandiló hasta que la clarividencia de Pep
Guardiola le otorgó, con 21, la libertad para moverse a su antojo por el centro
del ataque blaugrana.
En estos seis años, Messi ha batido todos los registros
anotadores de la historia del fútbol moderno y ha llevado al Barça a conquistar
todos los títulos posibles.
En su peor temporada, la última, Leo ha tenido unos números inalcanzables
para la inmensa mayoría de futbolistas de élite, aun habiendo estado inmerso en
una serie de problemas personales y apartado, por lesión, dos meses de los
terrenos de juego.
Ahora, a los 27 años, Messi es un jugador diferente del que
Pep supo guiar hacia la excelencia. No es peor. Es diferente. Porque Leo es una persona
diferente.
El equipo con el que alcanzó lo inalcanzable se ha
desmoronado. Y aunque cabe la posibilidad de insistir en lo que se ha
demostrado que ya no funciona, lo más inteligente parece optimizar los recursos
de los que se dispone, o de los que se puede llegar a disponer.
Entre los que sueñan con el ocaso del jugador que más daño
les ha hecho y los que creen que cualquier pero al mejor de todos los tiempos
es un sacrilegio, existe un enorme espacio por recorrer para que, de la mano
del mejor Messi, el Barça vuelva a ganar jugando bien. E incluso para que,
con 31 años, Leo gane por fin su Mundial.
Ese espacio existe, aunque sea en una posición en la que la
exigencia física no sea la misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario