Uno no es más listo que nadie, ni siquiera se fija más… lo
que vemos, lo que oímos, lo que leemos, está perfectamente planificado para que
nos llegue tal y como nos llega. A partir de ahí, cada uno es muy libre de
comprar, o no, la burra. Algunos no lo hacemos. Insisto, no por ser más listos,
sino simplemente por estar más saturados.
La prensa deportiva española (y de momento, ahí hay que
incluir a la mesetaria y a la periférica), está plegada a una serie de
intereses económicos que hacen que la información como tal, haya desaparecido
hace tiempo (si es que alguna vez estuvo realmente ahí) de los grandes
altavoces mediáticos.
Algunos dirán que esa apreciación, opinión si se quiere, es,
como casi todo en esta vida, interesada, y que podemos acceder, en tiempo real,
a resultados, fichajes, declaraciones… a cualquier cosa que, en definitiva
suceda en el mundo del deporte. Perdón, del fútbol. Es decir, podemos estar informados de todo lo que ocurre.
¿Significa realmente eso estar informados? Yo creo que no.
Cuando me informan de que Falcao ha fichado por el Real Madrid y no recibo un
desmentido hasta que llega cedido Chicharito, la sensación que me queda es la de una absoluta desinformación.
¿Eso ha pasado siempre? ¿El rumor interesado tapa la noticia? Probablemente.
Lo raro es que cuando Chicharito aterriza en Madrid, cuando
Luis Suárez ha firmado su contrato, e incluso ha jugado un amistoso con el F.C.
Barcelona, y cuando Radamel Falcao, a menos de doce horas para el cierre del
mercado, jugará para el United según As, en el City según Mundo Deportivo, y no
se sabe para quién según Marca y Sport, la “información” es que Florentino no
ha querido ni a Suárez ni a Falcao para no estresar a Benzemá (Pedrerol dixit, te lo juro)…
Claro. Y yo no soy el central del Barça porque prefiero seguir
levantándome cada día a las siete para ir a trabajar a un polígono.
Eso, o es que lo veo todo Cuadrado.
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