jueves, 28 de junio de 2012

Wake me up when September ends.



Hay momentos en la vida en que uno se deja ir, y en una larga y cálida noche de junio, da rienda suelta a sus sentimientos, se cree invulnerable, y en un arranque de inconsciencia, se declara a aquella diosa del instituto que, en las frías mañanas de invierno, era la más inaccesible de sus fantasías.

Si en esos momentos píllas a la chica de tus sueños lo suficientemente desinhibida como para ver el lado amable de la vida, es posible que vivas una experiencia mística que rememorarás muchos años después, mientras estás tirado en un aeropuerto, mientras te aburres en la sala de espera del dentista, o mientras sacas el bazo por la boca corriendo por ahí en un vano intento por perder tu barriga cervecera.

Una experiencia de ese tipo fue la que vivieron ayer cuatro discípulos de The Special One, que liberados del yugo de aquel que decide a quien se puede llamar por teléfono y a quien no, pudieron sentir la libertad en estado puro. Yendo con los buenos, ganaron a los malos.

Y es que poder encabronarte libremente con las soplapolleces de Cristiano, indignarte con las arrabaleras entradas de Pepe o condescender con el quiero y no puedo de Coentrão, sólo es comparable a uno de esos momentos de catarsis verbeneras en los que la cruda realidad parece desaparecer ante la apoteosis de la vida.

Llegará septiembre, y el éxtasis de una larga noche de verano será sólo un recuerdo que intentará abrirse paso entre la monotonía de la asfixiante rutina mourinhista.

Pero Casillas, Arbeloa y Xabi Alonso podrán recordar para siempre que, aquel verano de 2012, ellos jugaron con los buenos y que ellos combatieron, y vencieron, al repeinado lado oscuro de la Fuerza.

Sergio Ramos recordará además de eso que, en un arranque de genialidad, no se sabe si testicular o enajenada (apostemos por lo segundo), pasó a la historia como uno de los que, con un penalti transformado más allá de la lógica, alejó aún más de su Olimpo virtual a un Cristiano más anticristo, más ansias que nunca, incapaz de entender como el paraguas protector de Mourinho no era lo suficientemente grande para contener a otros madridistas que, por una noche, se dieron el gustazo de ser, ellos también, los buenos de la película.

Que no les despierten hasta septiembre.

martes, 26 de junio de 2012

Gracias, Luis... Me lo ha dicho Relaño.


El climax del onanismo mental madridista ya está aquí.

La semifinal entre una selección española que no acaba de entrar con el suficiente cariño a su afición más consustancial y una selección portuguesa que la penetra hasta el fondo, ha provocado una implosión autodestructiva entre el madridismo mediático que, finalmente, se ha resuelto por aproximación, con un flagelador reconocimiento de la influencia barcelonista en la roja y una indisimulada admiración hacia la mourinhizada Portugal de Cristiano.

España es su España, pero les aburre porque nadie muestra abdominales, se abofetea el muslo, ni se interrelaciona con la grada.

Valdés no es nadie, Puyol está lesionado, Piqué pesa menos que Sergio Ramos, Busquets es feo, soso y teatrero, Xavi no está en forma, Iniesta es más de Fuentealbilla que nunca, Cesc usurpa la pegada más castiza, Pedro es un suplente y Villa es un nuevo fichaje que no está y al que no se le espera.

Ante tan desolador panorama, la figura de Arbeloa se equipara con la de Iker Casillas y Sergio Ramos y Xabi Alonso se convierten en el espinazo de un equipo que quizás recuerde, como siempre, al Barça, pero al que preteneden madridizar como nunca. Especialmente si gana.

Y para que no queden dudas, el sesudo análisis de Alfredo Relaño en As nos descubre la pirueta final de un filomadridismo condenado a apoyar conceptos futbolísticos situados en las antípodas de la religión mourinhista, tan fervorosamente abrazada por la caverna.


Relaño se queda tan ancho aclarándonos que "Luis configuró su juego en torno a Xavi e Iniesta, pura Masía, y a partir de ahí hizo una apuesta más radical que la que nunca había hecho el Barça y Guardiola, no tuvo inconveniente en seguir por ese camino".

Muchas gracias don Alfredo. Ahora ya sabemos en que se inspiró Johan Cruyff cuando heredó de Luis Aragonés el banquillo del Camp Nou en 1988.

Ahora sabemos que más de veinte años de filosofía de club, sublimada por Pep Guardiola, tiene sus raíces en Hortaleza; y que el propio Luis no tuvo inconveniente en retomar esa misma filosofía en la Selección, para mejorarla y enseñarle así el camino a un bisoño Guardiola que, de no haber sido por la roja, hubiese sido incapaz de ganar poco más que el Gamper y, tal vez, la Copa Catalunya.

Confío, eso sí, en que Alfredo Relaño nos revele, en próximas inspiraciones, cual fue la "apuesta más radical que la que nunca había hecho el Barça" y que "Guardiola, no tuvo inconveniente en seguir".

¿Apuesta radical? ¿Prescindir de un Messi que, quien sabe, estuviese como loco por nacionalizarse español? ¿Imponer la moda del chándal de diseño en el área técnica? ¿Hablar de usted a los jugadores?

Pues no creo, porque Guardiola sí tuvo inconveniente en seguir tan radicales propuestas, convirtiendo a Messi en el mejor jugador de la historia, marcando estilo y zapatos de charol en la banda y refiriéndose a alguno de sus jugadores como "la niñita de sus ojos".  

Confío sinceramente en que el director del medio donde escriben plumas tan cabales como la de Tomás Roncero, nos libere de semejante y angustiosa duda.

Mientras tanto, seguiremos los tweets de teóricos del fútbol tan avezados como el riguroso Paco García Caridad: " Venga, que le den el Balon de Oro a Cr7 y ESP gane. Hala".


Hala Madrid. ¿No, Paco?

domingo, 24 de junio de 2012

Catalunya con España.


Muchos de aquellos que en España se llenan la boca criticando la politización del deporte, se ponen a parir cuando comprueban que hay compatriotas suyos que no tienen una erección cada vez que se menta a la Selección. 

Pero la política interviene en cualquier actividad que, como el fútbol, implica a un colectivo. Será por eso que la cara de estreñimiento de Raúl antes de tirar su penalti contra Francia, las chorreantes axilas de Camacho en Corea del Sur, o la turística txapela de Manolo exhibida por esos campos de Dios, excitan en la misma proporción a unos que la que ahuyentan a otros.

Hay países que vibran con el fútbol. Hay países que vibran con el cricket. Y hay países en los que lo que interesa de verdad es la música clásica.

A España le pone el fútbol, y lo que le pone de verdad son los Barça-Madrid, por mucho que intereses político-mediáticos de determinados sectores se hayan sacado de la manga la exaltación de un nuevo concepto, el de "la Roja"

Porque "la Roja" sirve lo mismo para vender diarios y horas de televisión que para colgar orgullosas banderas rojigualdas de los balcones, ya sea en el españolísimo barrio de Chamberí o en las obreras calles del cinturón industrial de Barcelona. Y cuando la Liga acaba y el pueblo se aburre, eso tiene un rédito económico y un rédito político.

El empeño en inflar ese soufflé patriótico en un estado en el que los sentimientos patrios no son simétricos, llevará sin embargo a la paradoja de que, allí donde la Selección española es más sinceramente querida, se produzca un cortocircuito sentimental entre sus más castizos exponentes, entre los más mourinhizados por esa caverna harta de exaltar abdominales y gomina, inmersa ahora en el debate de si el culerizado juego de los de Del Bosque aburre o apasiona.

El próximo miércoles, la más española de las españas apoyará a su Selección con algún punto menos de intensidad de lo que viene siendo habitual, debatiéndose ante el dilema de tener que decidir si prefiere celebrar un triunfo de Busquets o uno de Cristiano Ronaldo.

Esa paradoja, esa cristianización mediática, hará que el fenómeno se repita, pero a la inversa, en una Catalunya administrativamente española pero tan poco dada a vibrar con la Selección.

El impagable esfuerzo que Mourinho y Cristano Ronaldo, siguiendo la estela de Figo, han hecho por incrementar exponencialmente la animadversión hacia el Real Madrid en territorio Barça, conseguirán que más de un  independentista culé y casi todos los barcelonistas catalanes, apoyen a esa España hacía la que, en otras circunstancias, sentirían poco más que una incómoda indiferencia.

Así pues, a cuatro días de la semifinal entre españoles y portugueses, las grandes preocupaciones de la caverna filoportuguesa son saber si Mou confesará que ha tenido que buscar en Google donde estaba España o los títulos que ha ganado Del Bosque, saber si Pepe le pisará algo a Iker Casillas o a Xabi Alonso y saber si la Federación Portuguesa presentará una queja formal ante la UEFA por el manifiestamente manipulado calendario de la competición, que dando dos días más de descanso a la Selección de Portugal, corta el ritmo de un Cristiano Ronaldo superstar que, eso si, tendrá así más tiempo para depilarse y buscar el peinado más rompedor para tan mediático compromiso.

En cualquier caso, no habrá mayor problema. 

Si gana España y pierde Portugal, gana el Real Madrid. Si gana Portugal y pierde España, pierde el Barça.

Así de fácil. Así de cavernario...



martes, 19 de junio de 2012

El escándalo del Arena de Gdansk.


España se clasifica para cuartos de la Eurocopa después de vencer a Croacia, 1-0, con arbitraje del alemán Wolfgang Stark.

Ya sabemos todos, porqué Mourinho se encargó de recordárnoslo, que España no es el Barça porque juegan cinco del Real Madrid.

Ya sabemos todos que, si "sufrimos como nunca, ganamos como siempre", la intervención del árbitro no puede ser decisiva, porque España es mejor que Croacia. Y y se sabe, los mejores merecen ganar siempre.


Y ya sabemos todos que la mejor forma de demostrar que el árbitro no beneficia a España es mentar al villarato, al platinato y a la madre que los parió.

Y es que minutos después de la sufrida victoria de la Selección española, la web de As quiso rizar el rizo de la infamia cavernaria... y casi lo consigue.

Después de haber convertido a Stark en uno de los paladines del contubernio judeo-masónico antimadridista, a los chicos de Relaño no se les ocurre otra cosa que recordar la salvaje entrada de Pepe a Dani Alves en la semifinal de Champions de la temporada 2010-11. Supongo que para intentar demostrar que la enésima cruzada de cables de Sergio Ramos no es penalti.


Como lo de Pepe no fue más que una caricia y el revolcón de Alves un momento cumbre en la historia del teatro, que mejor que sacarse de la manga que la entrada de Ramos a Mandzukic es un lance del juego idéntico a aquel, para demostrar de paso que, al no señalar penalti, Stark no beneficia a España, sino que aplica el reglamento a rajatabla (no como hace algo más de un año, cuando benefició escandalosamente a los malvados barcelonistas y privó, una vez más, al sacrosanto Real Madrid de la tan ansiada décima).

Todos tranquilos, al menos Mou no podrá decir, después del escándalo de Stamford Bridge, después del escándalo del Bernabéu, que España se ha clasificado gracias al escándalo del Arena de Gdansk.

Y no podrá decirlo porque, como Arbeloa es el lateral titular de la Selección, queda claro que España no es el Barça.

Bueno, España no es el Barça porque Arbeloa es el lateral titular de la Selección y porque Messi no es su falso nueve, claro.

miércoles, 13 de junio de 2012

Obsesiva ofuscación.


"¿Messi? A estas alturas estaba fuera de la Copa América".

Esta es la inteligente respuesta de Cristiano Ronaldo a la pregunta sobre sus sentimientos en relación con el ya habitual grito de "Messi, Messi" de las aficiones rivales.


Sorprende que, pese a la insistencia del rey de los abdominales en arrebatar a Sergio Ramos el título de ilustrado oficial del Real Madrid, la caverna siga acusando a Leo Messi de ser un jugador con pocas luces.

Una amplía cultura es, sin duda, muy recomendable en cualquier circunstancia personal, aunque por desgracia, no son demasiados los futbolistas capaces de exhibirla. 

Pero una cosa es presumir de una cultura labrada con horas de lectura y estudio, y otra es demostrar la más severa de las estulticias.

Y pese a los cavernarios esfuerzos por desprestigiar al mejor jugador del mundo en su faceta intelectual, a la central lechera cada vez le resulta más complicado ocultar la insultante estupidez de su Adonis particular.

La obsesión de Cristiano Ronaldo con Messi es, evidentemente, enfermiza. CR7 tiene absolutamente controlados los tropiezos de Leo, mientras que Messi, probablemente, ignore cuando cayó eliminada Portugal en la última Eurocopa.

Lástima que, en cambio, Cristiano tenga preocupantes lagunas respecto a los éxitos (individuales y colectivos) de un jugador, dos años más joven que él, y que le supera, ampliamente, en todos los registros.

Como Mou con Guardiola, Cristiano se refiere directamente a un Messi que jamás ha hecho ningún comentario, que no sea elogioso, sobre él.

Cristiano Ronaldo ha sobrepasado la línea. Queda claro que al portugués le está desgastando vivir en Madrid. Seguir día a día la ininterrumpida campaña pro-Balón de Oro orquestada por la caverna mediática merengona, parece haber confundido al repeinado pupilo de Mou. 

Messi ya no sólo demuestra que es mejor que él. Ahora, el propio Cristiano se ha encargado de demostrar que el argentino también es más inteligente.

Y eso si que tiene mérito...



martes, 5 de junio de 2012

Los sueños húmedos de unas noches de junio.


A la pregunta de cómo era posible tener dos amores a la vez y no estar loco, respondía Antonio Machín que uno de esos amores era el amor sagrado, compañero de su vida, y el otro era el amor prohibido, complemento de sus ansías.

Mi señora esposa nunca ha compartido ese punto de vista.

Será por eso que, en estas fechas, envidio profundamente a la caverna, ya que ellos, reconvertidos en boleristas con maracas, si son capaces de alternar, con todo el morro, dos amores contradictorios.

Su condición de españolísimos defensores de la reserva espiritual de occidente, les autoriza a cagarse en las muelas, durante todo el curso, de esos españoles que critican el mal perder de su amor sagrado para, llegados a la explosión primaveral de la transmudación de lo blaugrana en rojo, excitarse sobremanera con la exquisitez del juego de su españolísimo (ahora sí) amor prohibido.

No merece mayor comentario. Es un hecho por todos bien conocido.

Aún así, y mejor pensado, quizás no envidie tanto su promiscuidad futbolística.

Si yo fuese portugués, me costaría ser culé y, llegados a este punto, volverme loco y recalentarme con los abdominales de un elemento contra el que, afortunadamente, puedo ser coherente en primavera, verano, otoño e invierno.

La caverna tiene ahora la oportunidad, en sus húmedos sueños de estas noches de Eurocopa, de experimentar un coitus interruptus, de disfrutar con fecha de caducidad del juego de los mejores peloteros del mundo.

Otros llevamos unos cuantos años viviendo un orgasmo fútbolero sin interrupciones. Una hemorragia de satisfacción continua.

Que lo disfruten (ahora que pueden).