martes, 31 de enero de 2012

Meo colonia. Mea culpa.

Algún amable lector me recomienda que haga un ejercicio de introspección, me olvide del Madrid, me olvide del madridismo, me olvide de la caverna mediática y me dedique a analizar los motivos del bajo rendimiento del Barça fuera de casa, escriba sobre la  responsabilidad de los jugadores, enumere los errores de Guardiola y desnude la capacidad de Rosell.

No quiero.

Es evidente que el Barça no funciona esta temporada como lo hizo, por ejemplo, la anterior, pero no me parece que el equipo esté sumido en una crisis insuperable.

Se ganará todo, o no se ganará nada, pero después de haber soportado el acoso y derribo de unos medios legítimamente hostiles pero desmesuradamente hostigadores, aunque la autocrítica sea necesaria, exigir un mínimo respeto es obligatorio.

Un club que esta misma temporada ha sido fulminado por el Barça en dos competiciones, se arriesga demasiado al pretender descartar al rival insistiendo obstinadamente en una supuesta igualdad moral que en realidad tiene trampa.

Lo que buscan los altavoces mediáticos del merengonismo más recalcitrante es criminalizar las buenas formas en base a una supuesta hipocresía que, de un plumazo, sitúan al mismo nivel de su constante mala baba. Esa mala baba pasa entonces a ser simple anécdota en comparación con el insufrible fingimiento blaugrana.

Que Mourinho exhiba un folio facilitado por el propio club es, por premeditación y evidente mala folla, una demostración más de señorío. Que Messi explote porque un árbitro sabedor de que se ha abierto la veda, le vacile descaradamente, es una clara muestra de que en la derrota se falta a los falsos valores del club.

Aquí nadie es un santo, pero es asombroso que tantos estén dispuestos a dejarse convencer por tan pocos de que siempre será mejor ser un ateo que, en nombre de su ateísmo, le pega una patada en el culo a un cura, que ser otro ateo, tan ateo como el primero, que un día se atreve a discutir de teología con el mismo cura, al que prometió, eso si, no agredir nunca. ¡Puñetero! Si en el fondo lo que estás deseando es darle una paliza de campeonato, ¿porqué te limitas a hablar con él? ¡No seas hipócrita! Es mejor agredirle, insultarle y calumniarle. Vamos, lo a gusto que te quedas...

El fútbol no es más que un juego, y es bueno que alguien pretenda llevar la cordura que tanto falta en este ámbito. Pero nadie puede exigirnos que, viendo como se nos mean en la oreja, tengamos que decir que llueve mucho, que la lluvia es buena y que gracias por llovernos un poquito encima.

Si algún culé quiere ser pesimista, tiene todo el derecho. Que lo sea ahora. El escenario actual es el más propicio de los últimos años para serlo. Pero es inadmisible que sea la caverna quien obligue al barcelonismo a ser pesimista. Sobre todo viendo como ahora, encima, algún merengón se permite comenzar a dar clases de deportividad y buenas maneras.

Yo, mientras tanto, seguiré bramando en el desierto. Será que soy otro mea colonia.

Mea culpa.


@extrizquierdo

El persistente canguelo.


Batido en la Supercopa de España, viendo la Supercopa de Europa y el Mundialito por la tele, eliminados en la Copa del Rey y, eso si, con siete puntos de ventaja en la Liga, el Madrid, el madridismo y el aparato de propaganda blanca se han venido arriba.

Además de lógico, es completamente lícito que viendo como el máximo rival lo gana casi todo, la merengonada disfrute de su posición de privilegio en la clasificación de 1ª División. 

Nada que decir. Bueno, si. Que se equivocan de estrategia. 

Desde que Pep Guardiola se hizo con las riendas del equipo, únicamente Sevilla, Inter y Real Madrid han podido hacerse con alguno de los títulos que ha disputado el Barça en estas dos temporadas y media.

Del mismo modo que pudo arrebatarle una Copa, no es que sea imposible, es que es estadísticamente irremediable que en algún momento el Real Madrid siga ganando campeonatos.

El principal problema al que se enfrenta ahora el equipo de Mourinho, además de tener a un Barça motivado por el mayor reto de la era Guardiola, es poder contener a una desenfrenada prensa afín, que harta de la hegemonía blaugrana, ha vuelto a caer en el error de buscar miedos y fobias en un equipo en el que excepto quizás Xavi y Puyol, ninguno de sus componentes tiene ni refajolera idea de lo que es el histórico pesimismo culé.

Y sin embargo, los medios madridistas, a imágen y semejanza de su idolatrado héroe, vuelven a meter el dedo en el ojo que menos les interesa, sin darse cuenta de que cada vez que han seguido ese camino se han equivocado irremisiblemente.


El hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra. La caverna va más allá. La caverna es capaz de tropezar siempre con la misma piedra. 

La del canguelo.

@extrizquierdo

lunes, 30 de enero de 2012

Grandes mitos del barcelonismo. Capitulo IV: Marinho.

Mário Peres Ulibarri, Marinho, fue un defensa central brasileño, que después de capitanear a la selección brasileña en el Mundial de Alemania de 1974, fichó por un F.C. Barcelona ávido de exóticos brasileños (oriundos a ser posible).

Marinho era, y aún es, brasileño, pero no demasiado exótico. Mário Peres (¿o Pérez?), hijo de españoles, nació el 19 de marzo de 1947 en Sorocaba y pese a provenir de un club con tanta solera como era el Santos, su aportación a la seleçao se enmarca en la época en que Mário Zagallo decidió olvidarse de jugar al fútbol y montó una más que leñera defensa, con  Leão  en la portería, Ze María y Francisco Marinho en los laterales y Luiz Pereira acompañando al propio Mario Marinho en el centro. 

domingo, 29 de enero de 2012

Empates que son victorias. Empates que son derrotas.

El pasado miércoles el Real Madrid empató en el Camp Nou. El buen juego de los hombres de Mourinho, el hecho de poner en serios problemas al F.C. Barcelona y la necesidad de encontrar alicientes en plena época de vacas flacas, han convertido ese empate en una victoria moral pese a significar la eliminación de los blancos de la única competición que han sido capaces de ganar en las últimas temporadas.

viernes, 27 de enero de 2012

No saben perder.


Cuartos de final de la Copa del Rey. Partido de vuelta en el Camp Nou. En la ida, 1-2 favorable a un Barça que podía permitirse contemporizar con el resultado.

jueves, 26 de enero de 2012

La no aceptación de la realidad.

Aceptar la realidad es el primer paso para corregir errores y poder mejorar.


Los seres humanos estamos dotados de la capacidad de imaginar. Nuestro cerebro nos permite crear una realidad virtual a través de la cual podemos interiorizar situaciones de acuerdo con nuestros deseos, nuestros miedos o nuestras suposiciones. 

Esta particularidad plantea la necesidad de que nuestro sistema nervioso disponga de los mecanismos necesarios para distinguir entre realidad y fantasía, aunque el hecho de que esta capacidad imaginativa sea relativamente reciente en términos evolutivos, puede causar problemas en mecanismos emocionales de origen mucho más antiguo.

Estos mecanismos emocionales deben ser capaces de reaccionar adecuadamente ante aquellas imágenes originadas en el cerebro que no se corresponden estrictamente con la realidad del mundo que nos rodea.

Viendo la reacción de algún opinador después del gran partido del Real Madrid en la vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey en el Camp Nou, parece lícito dudar de si estos pseudoperiodistas tienen un problema de discernimiento entre sus deseos y la realidad, o si simplemente pretenden alargar eternamente la manipulación capaz de generar un estado de opinión favorable a sus intereses.


Pese a que los dos grandes diarios deportivos de Madrid no centren sus portadas exclusivamente en Teixeira Vitienes, sino en aspectos meramente deportivos del encuentro, de que el análisis arbitral en Marca desmonte cualquier trato explícito de favor hacía el Barcelona, de que en la editorial de As, Alfredo Relaño, ideólogo del villarato, considere que la clave del partido no estuvo en el arbitraje, sorprende que gran parte de la afición madridista continúe anclada en el convencimiento de que no ganar al Barça se limita a la nociva influencia arbitral.

Que su entrenador espere al trío arbitral a la salida del estadio, como si de un matón suburbial se tratase, no ayuda evidentemente a un análisis equilibrado de la situación


Esa afición, arrastrada por escandalosos forofos mediáticos de medianoche, debería replantearse si una nueva eliminación ante el máximo rival  es, o no, motivo de regocijo y de renovación espiritual. 

Cuando no encajar un serio correctivo se traduce en victoria moral, es que algo falla en el mejor club del siglo pasado.

Ni jugando mejor.

El Real Madrid jugó mejor que el Barça, empató el partido de vuelta, pero cayó eliminado una vez más. Esta vez en cuartos de final de la Copa del Rey.

Lo realmente triste es que el mourinhismo madridista, tan confundido con el madridismo a secas, es incapaz de analizar ningún enfrentamiento con el Barça más allá del arbitraje.

Ese madridismo podría hablar de esfuerzo, sacrificio y mala suerte, pero sigue hablando de arbitraje y teatro. Eso sí, siempre desde la perspectiva que más les conviene. Para ese radicalismo blanco, Busquets es un impresentable, pero como a Pepe lo conoce ya todo el mundo, pues no cuenta.

Para el forofismo merengón la suerte es de campeones cuando se alía con ellos, y sin embargo, el Barça es culpable de aquella suerte que pueda favorecerle.

La caverna aplaude la pegada blanca, pero menosprecia la capacidad del Barça de marcar dos goles en dos llegadas.

No quieren darse cuenta de que el Barça defendía un resultado y podía permitirse especular. Al Madrid no le quedaba otra que salir a morir.

Pues muy bien, diez partidos después, el Barça ha ganado seis, ha empatado tres y ha perdido uno. El Barça le ha ganado una Liga, una Champions y una Supercopa al Madrid, perdió la final de Copa del año pasado y le ha eliminado en la de este año.

El árbitro, Teixeira Vitienes, estuvo nefasto, y no hizo más que dar pávulo al manual de quejas cavernarias, que exagera impunemente las jugadas dudosas para los intereses del Madrid e ignora olímpicamente cualquier polémica en su contra. Se quejan de una mano pegada al cuerpo de Busquets como si fuese un claro penalty, pero ignoran un penalty como una casa de Pepe a Alexis. Reclaman una mano absolutamente involuntaria de Abidal en una jugada en la que Sergio Ramos, con juego peligroso, eleva el pie hasta a la altura de la cabeza del defensa francés. Ignoran entradas merecedoras de tarjeta y expulsión de Pepe y Lass, para eso si, reclamar como penalty y expulsión una carga de Puyol dentro del área. Siempre lo mismo.

Es lamentable que la merengonada tenga que agarrarse a cualquier cosa para obviar que, una vez más, el Barça ha eliminado al Madrid y se ha clasificado para semifinales de una Copa del Rey superlativizada, el año pasado, por una caverna mediática hambrienta de argumentos para discutirle al Barça una más que evidente superioridad.


@extrizquierdo

martes, 24 de enero de 2012

Portada imprescindible.

El Real Madrid se juega mañana media temporada en un Camp Nou más ansioso que nunca de recibir a los hijos de Mou, y en una desenfrenada escalada por la audiencia, As abre hoy con una andanada dedicada a un encabronado Mourinho.

Está claro que después del órdago en forma de portada del pasado domingo de Marca, As necesitaba hacerse notar. Pero conociendo al amigo Mou, As puede haber dado la señal de partida de la carrera autodestructiva del Madrid mourinhista. Esto no quedará así.

En la rueda de prensa posterior al partido de Liga contra el Athletic, el entrenador portugués ya amenazó con hacer lamentar algún día a los aficionados merengues los pitos que tuvo que oír en su propio estadio.

Ante la guerra civil que se está desencadenando en el madridismo, la postura del técnico portugués no se prevé en absoluto conciliadora.

Eso si, aunque arda Madrid, el Barça no puede despistarse viendo los fuegos artificiales. Es el equipo de Guardiola quien ha rociado de gasolina al Real Madrid. Ahora Mourinho está repartiendo las cerillas. Los de Pep no pueden desaprovechar la ocasión de ver quemar la falla florentiniana.  


@extrizquierdo

Puskas estaba más gordo que Messi.


"Cuando Messi haya marcado 1.283 goles y ganado tres mundiales, hablamos". Pelé dixit.

Pelé dixit y, para variar, Pelé se equivoca.

Pelé se retiró con 36 años y Messi tiene, a día de hoy, 24 años. Las ligas y competiciones en las que se desenvolvió Pelé para anotar la mayoría de sus goles eran, probablemente, menos exigentes que la actual Liga BBVA o que la Champions League. Y en cuanto a los tres Mundiales del Brasil de Pelé, recordar que en el del '58, Pelé, con 17 años, era suplente, en el del '62, no jugó por lesión ni siquiera la final, y en el del '70, estuvo acompañado por un Rivelino, un Jairzinho, un Tostao o un Carlos Alberto difíciles de encontrar en la Argentina contemporánea de Leo Messi.

La pretensión de compararlo todo es tan estéril como reiterada, tanto en el mundo del fútbol como en el resto de facetas en las que nos desenvolvemos unos humanos que, ya desde el parvulario, nos empeñamos en discernir quien es más rápido, más fuerte o más listo y de más creciditos, en quien es más rico, más guapo o quien la tiene más larga.

Tener una cuenta corriente más saneada, como Cristiano Ronaldo, o ser poseedor de un mayor calibre viril, como Nacho Vidal, son cuestiones objetivas, pero averiguar si las fintas de Garrincha eran más efectivas que las de Onésimo, los testarazos de Kocsis más potentes que los de Santillana, o la determinación de Di Stéfano más importante que la de Messi, entra en el terreno de la especulación pura y dura.

Es imposible comparar cualidades, acciones, gestos puntuales, cuando el entorno es, a la vez, tan absolutamente determinante como radicalmente distinto.

La tensión competitiva, la preparación física, la evolución técnica, la propia evolución genética en definitiva, determina que jugadores con las características morfológicas de Puskas, por ejemplo, probablemente no fuesen capaces de aguantar 90 minutos en un partido actual.

Por tanto, comparar al Barça de Guardiola con la Hungría del '54, el Brasil del '70, el Ajax de Cruyff o el Milan de Sacchi, además de complicado, es inutil.

Y sin embargo, imponiéndose por segundo año consecutivo en Champions, y sobre todo, eliminando en Copa y remontando e imponiendóse en Liga a un Real Madrid diseñado para invertir un ciclo imbatible, el F.C. Barcelona confirmaría definitivamente una hegemonía difícilmente equiparable en otros momentos de la historia. Sobre todo teniendo en cuenta que, dejando en blanco al Real Madrid esta temporada, asestaría un golpe mortal al único rival que, en un futuro próximo, puede atreverse a hacerle sombra, lo que despejaría el horizonte para ampliar, en las próximas temporadas, un palmarés difícilmente superable. Y todo eso practicando un juego que, excepto a los seguidores del Real Madrid, encandila al mundo entero. 


@extrizquierdo

sábado, 21 de enero de 2012

¿El mundo se equivoca?

Descubro con sorpresa en Twitter, que un sector del madridismo pide el boicot a los dos diarios de Madrid (), tachándolos de anti-madridistas. El gran pecado de As y Marca para ese cabreado merengonismo es haberse posicionado, de un modo más o menos claro, en contra de la desquiciada actitud de Pepe.

Si los que coinciden con una línea de pensamiento tan identificada con la violencia son una minoría, una minoría muy minoritaria o una peña de amigos que se aburrían el viernes por la tarde, importa más bien poco, porque lo que está claro, es que un amplio espectro del madridismo real ha asumido como propio el discurso victimista inoculado por Mourinho. Si a esto se le añade el sometimiento a una constante campaña de agitación perpetrada por esos medios a los que ahora se acusa de no ser suficientemente afines al movimiento, el cóctel de aversión e inquina se convierte en potencialmente peligroso.

Eso si, la trinchera rival no se anda con chiquitas. 

Si en los últimos tiempos, los medios de Madrid, los históricamente conocidos como prensa deportiva nacional, han hecho uso del insulto, el sesgo, la falacia y el bulo interesado con alarmante regularidad, los medios catalanes no se han quedado atrás.

Únicamente dos detalles diferencian a unos y a otros. Uno es consustancial: el tamaño de su altavoz, su potencia mediática. El otro es adquirido: la vocación manipuladora.

Los medios afines al madridismo, al ver peligrar una posición privilegiada (esa potencia mediática inherente a su centralidad en un estado aún demasiado centralista informativamente hablando), han caído con demasiada frecuencia en una tentación manipuladora que pueda llevarles directamente a restablecer una posición de privilegio que, tanto ellos como el club del que viven, han considerado tradicionalmente privativa.

Manipular la información significa generar un determinado estado de opinión pasando por encima de la verdad estricta. Esto lleva a estructurar inexplicables campañas conspirativas, a elucubrar con misteriosas prácticas prohibidas, a ocultar las propias vergüenzas y, si es necesario, mentir sibilinamente.

¿Son peores, más malvados, los periodistas de Madrid que los de Barcelona? No, en absoluto. Simplemente disponen del móvil y, lo que es más importante, de los medios.

El victimismo, la madriditis, la burla que se hizo en Madrid con la histórica queja arbitral que les llegaba desde Barcelona, se ha convertido en una galopante barcelonitis que, lejos de atenuarse, crece día a día.

Ese victimismo culé, muy relacionado con la propia naturaleza de los catalanes, se basaba en una inapelable realidad política que llevó a episodios como el cierre de Les Corts por Primo de Rivera en 1925, el asesinato del presidente del Barça, Josep Sunyol en 1936, los hechos que desembocaron en el 11-1 en Chamartín en 1943 o el escándalo del fichaje de Di Stéfano en 1953. 


A partir, de ahí, un complejo persecutorio mal resuelto.

Las quejas barcelonistas fueron continuas durante décadas, pero episodios más recientes, como el dominio inapelable del Real Madrid de la Quinta del Buitre, en la década de los 80, tuvieron que ser soportados con grandes dosis de paciencia y resignación.

Esa paciencia y resignación, cuando el F.C. Barcelona lleva pasándole la mano por la cara al Real Madrid de forma insistente y contumaz en los últimos años, no ha sido reciproca en Madrid, y la respuesta blanca se ha limitado institucionalmente a desembolsar lo inimaginable para comprar lo que no se tiene y deportivamente a arrasar violentamente con todo lo que se mueve de blaugrana a ras de césped. En este contexto, la tentación del aparato mediático florentiniano de equiparar malas costumbres parece haber sido demasiado grande como para resistirse.

Esos medios cautivos, esos yihadistas del mourinhismo, pretenden haber convencido a media España de que Guardiola es un cortés y educado hipócrita mientras que Mourinho es una pobre víctima de su arrolladora sinceridad, de que Messi es un taimado incitador mientras que Cristiano Ronaldo es un humilde guapeton huérfano de cariño, de que el Barça es una cueva de intrigas y confabulaciones mientras que el Madrid de Florentino es una ONG ansiosa de compartir su felicidad con los menos favorecidos.

Si todo eso fuese verdad, lo vocearía la caverna mediática madridista y lo vocearían el resto de medios del mundo mundial. El detalle que a veces parecen ignorar los medios de la capital de España, y que sorprendentemente también parece ignorar la afición blanca, pese a vivir bajo el reino de internet, es que fuera del radio de influencia de Florentino, muy pocos dudan de la hegemonía del Barça en el fútbol internacional.


¿Está el mundo equivocado?

No. Simplemente es capaz de distinguir la evidencia de la superchería.


@extrizquierdo

viernes, 20 de enero de 2012

El fundamentalismo blanco.

Pepe pisa, Pepe miente... Mourinho pasaba por allí.

Después del partido de ida de cuartos de final de Copa en el Bernabéu, 1-2 para el Barça, el trending topic de la eliminatoria, hasta ahora, es el pisotón de Pepe a Messi.

Pepe es un animal de bellota y no es necesario perder demasiado tiempo en analizar su incorregible conducta.

Lo lamentable es que la pseudodisculpa del extraño central madridista esté supervisada por su club.

Que el club guionice las intervenciones de sus jugadores no es, por desgracia, algo inusual (incluso las palabras de Messi al recoger su último Balón de Oro parecían inspiradas por instancias superiores), pero ya que no se confía en la capacidad intelectual del jugador, lo mínimo que se le puede pedir al club es que el mensaje sea contemporizador, creíble y edificante.


Y el mensaje, que no puede ser sincero, no es tampoco contemporizador, creíble ni edificante, porque la política de comunicación del Real Madrid está en manos de su entrenador, y a su entrenador se la trae al pairo la imagen de Pepe y la del Real Madrid.

A José Mourinho lo que le interesa, y mucho, es el fin. Muy poco los medios. 

En su encolerizada persecución del objetivo único para el que fue contratado, finiquitar el ciclo blaugrana, Mou necesita una institución rendida a sus pies y un vestuario unido, con jugadores entregados y una fidelísima guardia de corps, capaz de trasladar el agresivo mensaje mourinhista al terreno de juego.

Y el pretoriano particular de Mou no es otro que Képler Laveran, Pepe, al que no puede perder en el tramo decisivo de la temporada.

Acorralado en la rueda de prensa, a Mourinho no le quedó otra que decir que si la acción de Pepe era intencionada se vería obligado a tomar medidas. Mentía, porque no es creíble que media hora después del partido ni hubiese visto aún las imágenes de la marranada ni nadie le hubiese hecho un completo resumen.


El rapapolvo público quedaba circunscrito a la intencionalidad de Pepe. Nada más fácil que obligarle a decir que se trató de un "acto involuntario". Así de fácil para Mourinho: si el acto fuese voluntario, sería censurable; como es involuntario, pelillos a la mar...  

Lo sorprendente es que un entrenador que obliga a sus futbolistas a mentir, que en la enésima derrota ante el Barça exculpa a los jugadores (todos portugueses) responsables de las marcas en los dos goles culés, que es capaz de agredir a un colega, que tiene la desfachatez de poner en tela de juicio los éxitos deportivos de sus rivales, que, en definitiva, hunde en el barro el tan cacareado señorío blanco, y que sobre todo, es incapaz de vencer al F.C. Barcelona (la gran obsesión de Florentino), siga siendo considerado como el mejor entrenador posible para guiar el destino del Real Madrid por parte del fundamentalismo blanco.

Según Zidane, "atacar a Mou y a los jugadores es atacar al Madrid". Es decir, barra libre para los desmanes de Mou y sus groupies.

Claro que, probablemente, el fundamentalismo blanco confunde el orgullo con la impotencia. 


@extrizquierdo

jueves, 19 de enero de 2012

Ser culé en Madrid.


Pepe: han despertado a la bestia...

Plantear un partido como un equipo pequeño, perderlo pese encontrarse con un insospechado gol a favor, perfeccionar el tan criticado teatro ajeno, repartir leña enajenadamente y jugar con elementos que no saben hacer otra cosa que ensuciar la camiseta.

Como decía Florentino, "esto también es madridismo".

Pero lo único que ve el madridismo es que el enemigo le está cogiendo el tranquillo a eso de pasarle la mano por la cara en su propia casa. Y aunque Pepe le coja el tranquillo a pisar a jugadores blaugranas, el problema es que al Real Madrid le quedan esta temporada, al menos, dos partidillos en el Camp Nou, donde su via crucis puede convertirse en una agonía interminable. Eso si, sí el Madrid sufre un estropicio la próxima semana en Barcelona, siempre quedará la opción de menospreciar  una competición de la que, cosas de la vida, Mourinho no se cansó de presumir la temporada pasada.

En cualquier caso, es casi mejor que el dominatrix entrenador blanco ceda el testigo,en su próximo encuentro con los medios en el Camp Nou a Karanka, su inefable miniyo vasco. 

Después de la rueda de prensa posterior a la derrota blanca en el Bernabéu, un nuevo esperpento sería prácticamente insostenible para un madridismo absolutamente extraviado ante un gurú al que idolatran, pero que les está arrastrando al abismo. 

Porque el entrenador mejor pagado del mundo, no puede poner como excusa que su equipo pierde porque comete el irremediable error de encajar un gol a balón parado en los primeros minutos de la 2ª parte. ¿No es Mourinho la reencarnación portuguesa de la épica blanca, ejemplificada en las últimas remontadas? ¿Es de recibo quejarse cuando tu equipo ha chutado dos veces a puerta? ¿No regaló el Barça en Liga un gol a los 23 segundos y acabó ganando 1-3? ¿No fue capaz Mou de eliminar al Barça con un Inter idéntico tácticamente a este Real Madrid?

Además, el entrenador mejor pagado del mundo no puede seguir riéndose en la cara de una afición que le idolatra, pero a la que él no escucha. Y no puede caer impúdicamente en la populista demagogia de proteger a su vestuario sobreactuando al decir aquello tan manido de que "la victoria tiene muchos padres y la derrota sólo una". ¿Pretende proteger a un vestuario al que se ha cansado de echar a los leones para exculpar sus propios pecados? ¿Pretende proteger a un vestuario al que ofende diciendo que los mejores han sido Altintop y Carvalho, sus dos apuestas fallidas para perder una vez más ante el Barça?

¿No es consciente The Special One de que, en el colmo de la inoperancia, ha quemado incluso las excusas que tan buen resultado dieron entre su público? 

Después de quejarse amargamente del trato de los árbitros, de no poder ganar al Barça porque nunca podía acabar con once, Mou ve como ni jugando con once chavalotes (que tendrían que haber sido nueve), el Barça le remonta el partido por mucho que el timorato Muñiz Fernández, acongojado por la tremebunda presión de una mourinhizada caverna, se vea obligado a no expulsar a un violento Carvalho (que con el partido ya perdido pareció querer ser expulsado para poder justificar la derrota) y, sobre todo, al cavernícola Pepe, que agota su escaso crédito antes de que organismos superiores le retiren por decreto la ficha federativa.

Con sus antecedentes, lo último que necesitaba Pepe es que el Barça despertase a la bestia, y Pepe es el jugador que, por mucho que disimulen ahora aquellos que antes tanto le aplaudieron, representa el señorío del Real Madrid en todo el mundo. 

Sí esto también es madridismo, el madridismo tiene un problema.


@extrizquierdo

miércoles, 18 de enero de 2012

Mourinho vs. F.C. Barcelona

A pocas horas del inicio de las hostilidades en los cuartos de final de Copa, José Mourinho ha despejado cualquier duda que aún pudiese quedar entre los más acérrimos de sus abducidos incondicionales.

A la pregunta del redactor de Radio Marca, Antón Meana, sobre si Mourinho se juega mucho en esta eliminatoria, The Special One respondió, haciendo referencia una vez más a su esplendoroso palmarés como entrenador, que no se juega nada, únicamente su satisfacción personal.


Queda claro. 

En un mundo superprofesionalizado, en el que nadie mueve un dedo sin cobrar por adelantado, es más que probable que el factor diferencial entre los dos transatlánticos del fútbol mundial a día de hoy, sea que el muy bien pagado entrenador del Barça compite por dinero, por prestigio personal y, además, por sentimiento de club, mientras que el muy bien pagado entrenador del Madrid, compite por dinero, por prestigio personal y... y por muy poquito más.

Pero eso es lo que ha elegido el madridismo. 

El culé es consciente de que, sin dinero encima de la mesa, ni Guardiola ni niguno de sus cracks seguiría en el club. Pero también tiene la seguridad de que existe un compromiso, como mínimo de gratitud, con el club que ha dado la oportunidad a la mayoría de componentes del vestuario de pasar a la historia del fútbol.

Los aficionados merengues que aún tuviesen alguna duda, saben ahora que su equipo está dirigido por alguien que utiliza al club como instrumento para colmar sus ambiciones, por alguien para quien el Real Madrid no es más que una estación de paso.

Ahora todo el mundo sabe que estamos ante un partido de ida de cuartos de final de la Copa del Rey entre José Mourinho y el F.C. Barcelona.

Muchos ya sabemos quien lo merece, pero que gane el mejor.


@extrizquierdo

martes, 17 de enero de 2012

La obsesión por el rasero único.

No es extraño que la hegemonía de un equipo en la Liga española sea sistemáticamente contestada desde la tribuna mediática contraria.

La prensa catalana se había quejado históricamente de los árbitros, y esa postura siempre fue interpretada por la prensa de Madrid como una actitud victimista, propia de segundones y malos perdedores.

Cuando el dominio pasó a manos blaugranas, la excusa arbitral en la orilla blanca quedó empequeñecida por una compleja teoría conspirativa, según la cual, el madridismo más recalcitrante asume el papel de último reducto de pureza, capaz de hacer frente a esa burda falacia barcelonista que parece haber confundido, con buen juego, acertada política deportiva y respeto a unos principios, al equivocado resto del mundo.

La caverna mediática ha jaleado impúdicamente a un Mourinho contratado para revertir, por lo civil o por lo criminal, el curso de una historia inaceptable para algunos en España. Pero esa caverna no parece ser plenamente consciente de que los argumentos mourinhistas no son veraces, porque no son más que variaciones sobre un mismo tema que el entrenador portugués ya utilizó en Londres y Milán. Y la principal queja de The Special One hace referencia al arbitraje.

Deberíamos estar todos de acuerdo en que a lo largo de una temporada, los árbitros perjudican y favorecen a todos los equipos. En un mundo ideal, al final, esas decisiones deberían equilibrarse, pero inevitablemente, hay temporadas en las que unos equipos son más favorecidos y otros más perjudicados por los errores arbitrales.

La trampa, la manipulación perpetrada por la caverna mediática, ha sido destacar hasta el paroxismo (con manipulación de imágenes incluida) cualquier jugada, por dudosa que fuera, en la que el Barça hubiese podido ser beneficiado o el Madrid perjudicado, mientras que se han obviado, incluso ocultado, las jugadas polémicas en sentido contrario.

En estos convulsos tiempos de villarato, de mourinhismo desatado y de jugadores blancos desquiciados, la gran preocupación de los medios afines al florentinismo ha sido buscar cualquier salida de tono en el entorno del vestuario barcelonista para equipararla con las constantes pasadas de frenada merengonas. El rasero único.

Después de dos temporadas y media justificando lo injustificable, un colectivo periodístico con el culo prieto ante la enésima visita de Messi y sus amigos al santuario del señorío futbolístico, se rasga las vestiduras con la reacción del vestuario blaugrana ante una sucesión de decisiones arbitrales que, ni ellos mismos son capaces de negarlo, han perjudicado claramente al F.C. Barcelona.

Cuando esta temporada, ante el carrusel de penaltis no señalados a favor del Barça, Guardiola decide no hablar de los árbitros para no alimentar a la bestia, esa bestia, ante la posibilidad de hincarle el diente al oscuro objeto de su odio, se pone de los nervios viendo que el entrenador y los jugadores del Barça pueden escaparse vivos.

En esa coyuntura, unas declaraciones de Guardiola o Xavi criticando al árbitro, serían el argumento perfecto para borrar de un plumazo años de lloros, quejas y mentiras.

Y como parece que el barcelonismo histórico necesita excitar los más bajos instintos de algunos medios cercanos a Florentino Pérez, Guardiola y Xavi han servido en bandeja a esos medios unas declaraciones con las que afilar los colmillos y, una vez más, manipular interpretaciones.

¿Guardiola dice que se recurrirá la tarjeta de Iniesta? 

Guardiola ataca a los árbitros impunemente. Y sobre todo, miente. Miente por que resulta que sí habla de los árbitros. 

¿Comunicar que se recurrirá una tarjeta es hablar de los árbitros? Sobre todo teniendo en cuenta que el árbitro muestra tarjeta por simular un penalty claro, y después refleja en el acta del partido que es por protestar. ¿No se debe recurrir esa tarjeta? Probablemente habrá que hacerlo en secreto.


¿Xavi dice que los árbitros, igual que ahora perjudican al Barça, en otras ocasiones le han beneficiado? 

Xavi reconoce directamente el villarato, el escándalo de Stamford Bridge y el asesinato de Kennedy.



Pero no. Xavi dice textualmente que "hay momentos en que nos benefician, hay momentos en que nos perjudican; este año creo que nos perjudican más que nos benefician, pero en años anteriores te puedo decir lo contrario... no pasa nada, son gajes del oficio, los árbitros están para tomar decisiones muy, muy rápidas y por eso es tan difícil para ellos". Es decir, para el aparato mediático blanco, se trata de unas declaraciones absolutamente denunciables, mucho peores incluso que aquellas de Mourinho después de la semifinal de Champions.


La obsesión por demostrar que unos y otros se comportan del mismo modo no hace más que demostrar un complejo, la aceptación tácita de que algo no se está haciendo bien.


Mourinho ha conseguido amedentrar a todo un colectivo y eso no se quiere reconocer. Es más fácil decir, ahondando en la teoría conspirativa, que los árbitros le han perdido el miedo al Barça. ¿No sería más acertado decir que los árbitros están presionados por un entorno mediático madridista rendido a las quejas de Mourinho?

Responder a una pregunta directa no equivale a quejarse constantemente. Editar unas declaraciones para oír sólo lo que se quiere oír, es manipulación informativa. Equiparar un comentario puntual a una actitud habitual es una tergiversación interesada.

Y creer que todo vale para ganar es florentiniano.


@extrizquierdo

Grandes mitos del barcelonismo. Capitulo III: Romerito.

Julio César Romero, Romerito, fue un mediapunta normalito que algunos optimistas han llegado a considerar como uno de los mejores futbolistas paraguayos de la historia.

Romerito nació el 28 de agosto de 1960 en Luque, donde comenzó a despuntar con 17 años en el equipo local, el Sportivo Luqueño.

Sus notables actuaciones en la potente liga del Paraguay, le supusieron su selección para el Mundial Juvenil de 1979 de Japón, donde se codeó con un tal Diego Armando Maradona. 

Pese a que el Paraguay fue eliminado en cuartos de final por la Unión Soviética, algún avispado ojeador creyó que el fino estilista paraguayo podía tener una exitosa carrera internacional, y con 20 añitos se lo llevó al glamuroso Cosmos de Nueva York, donde estuvo luciéndose tres temporadas, hasta que en 1983 Zezé Moreira se lo llevó al Fluminense. Allí fue elegido mejor jugador sudamericano en 1985.

Disfrutó de las playas de Río de Janeiro hasta que, sorpresivamente, Johan Cruyff decidió hacer una cruyffada de las gordas y decidió ficharlo a finales de marzo de 1989, dos días antes del partido de liga en el Camp Nou ante un Real Madrid líder, pero al que aún se confiaba en poder dar caza.

El efecto Romerito no sirvió de nada. El recién aterrizado fichaje estrella del técnico holandés debutó en el Camp Nou, Barça y Madrid empataron a cero y el Madrid de la Quinta del Buitre se llevó la cuarta de las cinco ligas que ganaría consecutivamente.

Cruyff defendió el fichaje del astro paraguayo en base a su gran creatividad, a su endiablada rapidez, a una estelar visión de juego y, sobre todo, a una extraordinaria precisión en el pase, además de una notable capacidad anotadora.

Las fabulosas cualidades de Romerito debían ser ciertas, pero el amigo prácticamente no tocó bola el día de su debut. Además, tuvo que ver desde la grada las eliminatorias de Recopa contra el Lech Poznan y de Copa contra el Atlético de Madrid. 

Romero volvió al equipo otra vez en Liga con un nuevo empate a cero, esta vez en Zaragoza, y en su tercer partido de blaugrana, ante el Valladolid de Cantatore, va y se lesiona.

Después de dos semanas en el dique seco, el paraguayo reapareció ante el Sevilla con un nuevo empate, esta vez a uno, en el Sánchez Pizjuan.

Al final, para que no se dijese, el genial Romerito marcó su único gol en el Barça precisamente en su último partido con el equipo, un apasionante duelo ante el Málaga en el Camp Nou que, curiosamente, servía de despedida a Gary Lineker.


Julio César Romero parecía estar por la labor de quedarse, pero la llegada de Ronald Koeman y Michael Laudrup en septiembre de ese mismo año, significó la marcha de este desaprovechado crack, que se paseó por el Puebla mexicano, su Sportivo Luqueño y Olimpia de Asunción en Paraguay, el Club de Deportes La Serena chileno y el cerro Corá de nuevo en Parguay, donde colgó las botas en su tercera etapa en el Sportivo Luqueño, con unos ya respetables 38 años.

A pesar del cachondeo, Pelé lo seleccionó en 2004 como uno de los 125 mejores jugadores vivos en ese año. Curioso, porque en octubre de ese año, Leo Messi debutaba con el Barça en 1ª División ante el Español, y sin embargo no figuró en esa lista. 

Ya retirado, esta leyenda blaugrana se dedicó a la política local en las filas del Partido Colorado, pero personaje inquieto donde los haya, a los 50 años decidió montar su propio grupo de rock y se subió a los escenarios, desde donde sigue deleitando a sus incondicionales admiradores.


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