martes, 5 de junio de 2012

Los sueños húmedos de unas noches de junio.


A la pregunta de cómo era posible tener dos amores a la vez y no estar loco, respondía Antonio Machín que uno de esos amores era el amor sagrado, compañero de su vida, y el otro era el amor prohibido, complemento de sus ansías.

Mi señora esposa nunca ha compartido ese punto de vista.

Será por eso que, en estas fechas, envidio profundamente a la caverna, ya que ellos, reconvertidos en boleristas con maracas, si son capaces de alternar, con todo el morro, dos amores contradictorios.

Su condición de españolísimos defensores de la reserva espiritual de occidente, les autoriza a cagarse en las muelas, durante todo el curso, de esos españoles que critican el mal perder de su amor sagrado para, llegados a la explosión primaveral de la transmudación de lo blaugrana en rojo, excitarse sobremanera con la exquisitez del juego de su españolísimo (ahora sí) amor prohibido.

No merece mayor comentario. Es un hecho por todos bien conocido.

Aún así, y mejor pensado, quizás no envidie tanto su promiscuidad futbolística.

Si yo fuese portugués, me costaría ser culé y, llegados a este punto, volverme loco y recalentarme con los abdominales de un elemento contra el que, afortunadamente, puedo ser coherente en primavera, verano, otoño e invierno.

La caverna tiene ahora la oportunidad, en sus húmedos sueños de estas noches de Eurocopa, de experimentar un coitus interruptus, de disfrutar con fecha de caducidad del juego de los mejores peloteros del mundo.

Otros llevamos unos cuantos años viviendo un orgasmo fútbolero sin interrupciones. Una hemorragia de satisfacción continua.

Que lo disfruten (ahora que pueden).

2 comentarios:

  1. Estos panfletos escriben sobre lo que sus lectores quieren leer. Ahora que llevan el uniforme rojo ya pueden hablar maravillas, pero ojo, si pierden la Eurocopa (cosa mas que probable) volverán los vómitos.

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  2. Yo es que siempre he creido que puedes amar a más de una mujer a la vez (no le digas esto a tu mujer que me banea), pero eso se lleva por dentro y nunca se dice abiertamente. Seguro que igual que Aznar hablaba catalán en la intimidad (jojojojo, espera, que me he atragantado) estos ven los partidos del Barça escondidos, a oscuras y con las persianas y el volumen de la televisión bajado. Eso sí, en lo que no creo es en cagarse en una de ellas públicamente y sabiendo que la otra será consciente de tus improperios hacia su persona y después tener el santo morro de verla y decirle como si no hubiera pasado nada "hola cariño, ¿qué tal estás?". Eso ya me parece un insulto a la inteligencia ajena.

    Por cierto, la primera equipación de la selección es roja, la segunda... azul. Aix que cosas :-P...

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