martes, 27 de marzo de 2012

Silencio... juega el Real Madrid.

Poco antes de completar su segunda temporada en el club, Sami Khedira ha entrado en la historia del Real Madrid.

Hasta ahora, si se quería poner un rostro al club blanco, las opciones eran Santiago Bernabéu o Alfredo Di Stéfano. Desde ayer, la cara que mejor representa al Madrid es la de un Khedira acongojado, interrogando con su mirada al dueño del club sobre lo que puede o no decir, sobre lo que puede o no hacer.



El mourinhismo en pleno, fanatizado movimiento que fagocita cada vez más al madridismo, asume la extraviada mirada de Sami y se lanza a una yihad mourinhista a la que el florentinato ha entregado el destino de la institución.

Si Mou impone la ley del silencio en el club, es para impedir fisuras en el discurso victimista que esgrime cada vez que el viento le sopla de cara.

No hablar se plantea como un acto de defensa ante una supuesta persecución contra el Real Madrid. Mourinho establece, en el mes de marzo, su primera excusa para lo que podría ser una hecatombe en el mes de mayo.

El madridismo mourinhista defiende lo indefendible en base a que Mou representa el pensamiento blanco. Y en ese pensamiento blanco, tocarle las narices al Barça es dogma de fe.

Es decir, si el mundo va contra el Real Madrid es por que existe un contubernio universal para beneficiar al Barça. Un Mou martirizado, equivale a un descarado trato de favor hacia el F.C. Barcelona.

Pues el mourinhismo se equivoca.

A la culerada, el silencio de Mou se la trae (nos la trae) al pairo y el barcelonismo tiene el todo el derecho a opinar sobre lo que ve.

Criticar las maneras, la actitud de José Mourinho no es, ni siquiera, una postura subjetiva. Todo aquel que esté liberado de la abducción a la que Florentino Pérez ha entregado a la afición blanca, coincidirá en el daño que el portugués hace al espíritu deportivo.

Pese a todo, quien ha de soportar a The Special One es su afición, y si disfrutan siendo proxenetizados, que les aproveche. 

No siempre vale todo para ganar.

@extrizquierdo

1 comentario:

  1. Hombre, pues a mi el silencio de Mou no me "la trae al pairo", sino todo lo contrario. Como culé me encanta ver el ridículo de una institución a la que le tengo algo más que tirria. Cuando habla y lo bombardea todo les deja en ridículo, pero como no sabe hablar sin lanzar bombas nucleares hay veces en que decide callar, lo que también consigue dejar en ridículo a la casa blanca. Por que al final quien hace el ridículo no es él, es la institución. Así que por mi que siga callando o sacando al chucho Karanka a mostrarnos a todos como ha aprendido a dar la patita, que yo me lo paso pipa. Es mejor que los pallasos del circo, y (como diría uno que yo me sé del Crackovia) "es gratis, eh".

    ResponderEliminar