viernes, 25 de marzo de 2011

¿Villarato? Guardiolafobia.


Desde que Alfredo Relaño pusiera nombre a la teoría nacionalmadridista del villarato, la sistemática manipulación de la verdad, los falsos argumentos y las teorías conspiranoides, han ido bombardeando el desolado páramo de la moral blanca, masacrada por la acongojante superioridad de un rival que (collons!) no se raja.

Los pobres resultados de esas maniobras orquestales en la oscuridad han echo crecer la espiral de la falacia y la mentira hasta cotas majariles.

La tontería del canguelo dio paso al obsesivo estribillo de Øvrebø y derivados. De ahí viajamos a las cagadas de photoshop, y hemos llegado al petardazo del doping.

Los argumentos de la caverna son siempre variaciones sobre un mismo tema, pero con una derivada que da vidilla al movimiento: la guardiolafobia (imprescindible el cojonudo -cojonudo no, cojonudísimo- artículo Un tío cojonudo -valga la redundancia- de Rubén Uría. Genial. Difícil decir mejor la verdad).

Vender tú alma al diablo te lleva a celebrar victorias del Inter como propias, o asumir un patético discurso ya utilizado en Londres y Milán por un entrenador portugués (lloroncete es). Pero sobre todo te habilita para confrontar lo normal con lo indefendible y (¡oh, sorpresa!) querer hacer creer a tu necesitado público que lo malo es ahora lo bueno.

Llega la madre de todas las guerras, y ante lo que puede ser el bloody April del madridismo, su caverna cala la bayoneta y se echa al monte. Todo vale, y Guardiola es la liebre. Parar al rival por lo civil o lo criminal es la consigna, y la difamación la herramienta.

Quemarán sus naves. Ganarán o perderán. Pero se equivocan, porque no construyen nada: se autodestruyen.

1 comentario:

  1. Bravo! apretar los dientes y volver a enseñarles a jugar al futbol, una vez mas, es lo único que pueden hacer nuestros cabrones. La directiva tiene otra responsabilidad directa en los juzgados y en las comparecencias del presidente, espero que no sigan cagándola como hasta ahora, poca esperanza tengo. De los muchachos tengo todas las esperanzas intactas y mas.

    Otro debate seria nuestra propia caverna, que o mira hacia otro lado o falla estrepitósamente en aglutinar armas y voluntades de forma siquiera semejante a la caverna madridista.

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