lunes, 28 de marzo de 2011

Yo de mayor, quiero ser como Mou.

Hace tiempo que ya no me impresiona tanto el cinismo de Mou como las tragaderas de la afición del Real Madrid.

Mou no ha cambiado. Eso sí, en el Madrid está alcanzando su máximo nivel (probablemente record mundial) de hacer creer, a quien le quiera creer (claro), que su realidad virtual es verdad de la buena.

Ya cansa discutir si sus quejas son quejas, son excusas o son soplapolleces. Ofende a la inteligencia entrar a discutir las chorradas de Mou. Sobre todo porqué se ha quejado de lo mismo en sus anteriores equipos (¿estamos ante un actor, ante un irresponsable o ante un paranóico necesitado de ayuda?).


Ayer se lució en Veo7 (hay que ayudar a Inda). Su discurso fue el de siempre: "quiero entrenar a Portugal", "quiero volver a Inglaterra"... Pero soltó tres perlas que no por ser ya piezas clásicas de su repertorio, dejan de poner de los nervios al que no esté cegado por la campaña mourinhista de la gruta afín.

Casimiro García-Abadillo le recuerda el 5-0 del Nou Camp y Mourinho le responde que uno de los momentos más felices de su vida fue eliminar al Barça de la Champions (sus derrotas no existen, sus victorias son las más importantes), le pregunta qué pasaría si el Madrid pierde las tres competiciones contra el Barça: nada (¡manda huevos!) y como remate, The Special One se lamenta de que Pep Guardiola tenga el respaldo de la prensa de Barcelona, mientras que el está solo ante el peligro (García-Abadillo le dice que si, que Marca y As le critican mucho -¡con dos cojones!-).


El problema del Madrid es que se ha vendido el alma al diablo y no le queda otra que ir con Mou hasta las últimas consecuencias (aunque tengan que difamar vergonzosamente al rival). Esas últimas consecuencias son revolcarse en el barro para, al final, ver como al portugués se le acaban los argumentos y, a golpe de recuerdo  de Champions interista, se vuelve a Inglaterra dejando al Madrid tirado, con plantilla neo-galáctica y mega-cara, pero sin proyecto.

Es difícil entender como la parroquia blanca traga con lo que le eche la caverna y no se da cuenta de que tienen un entrenador que utiliza a su club como escaparate de su incontenible megalomanía. Si consigue superar al Barça (por lo civil o por lo criminal), será el único responsable de la mayor hazaña en la historia del fútbol moderno (habemus Mourinho); mientras que si pierde, toda la culpa será de una institución anquilosada, anticuada y amuermada.

Yo de mayor quiero ser como Mou: ganar mucha, mucha pasta y convencer a mi jefe de qué si las cosas van bien es gracias a mí (súbeme el sueldo, neng) y sí la empresa se va a la mierda es culpa suya (indemnízame, tontet).

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