¡Qué tiempos aquellos en que al Barça la pretemporada le servía para eso, para preparar la temporada!
Se buscaban emplazamientos no demasiado lejanos, con unas instalaciones adecuadas y donde si llovía un poquito, mejor. Vamos, que se pudiese entrenar tranquilo y a la fresca.
Se aprovechaba la estancia en rincones tan exóticos como Andorra o, sobre todo, Papendal (hasta que Alexanco se puso berraco y se tuvieron que cambiar los planes), para enfrentarse a equipos locales, normalmente unos amiguetes del lugar que no fuesen a poner demasiado la pierna (las lesiones se limitaban a ampollas y agujetas).
En esos tiempos, tenía su coña comprar la prensa deportiva allí donde estuvieses pasando el verano, para desayunarte con los ocho o nueve goles que el Barça le había metido a equipos del calado del DS 79, el S.V.V. o el Dordrecht.
A estas concentraciones de pretemporada, se desplazaba el primer equipo, con algún chavalín de la cantera (uno o dos, máximo), y la plantilla ya estaba prácticamente cerrada.
Una vez oxigenado, el Barça volvía a España, donde se jugaban torneos de verano de los de verdad, de toda la vida, contra el Betis, el Atlético de Madrid y algún equipo brasileño o uruguayo (estos si metían la pierna), y entonces podíamos ver por la tele (normalmente en blanco y negro) a los fichajes de relumbrón, como Canito o Pichi Alonso, o a los "jovenes" de la cantera que subían con 24 años al primer equipo, como Paco Clos, Rojo o Calderé (que ya era calvo).
Ya en septiembre, y poco antes de comenzar la Liga, el Gamper de verdad, con semifinales, final de consolación y la final que le ganaba el Barça al Boca Juniors (9 le metieron a Gatti).
El equipo llegaba rodado a los partidos que importaban de verdad, y después se perdería la Liga contra el Athletic de Clemente o contra el Madrit de la Quinta del Buitre, que hi farem! pero al menos las temporadas se preparaban con más o menos lógica.
Hoy en día está claro que manda el marketing. Para pagar a Messi hay que pasearse por Estados Unidos o por China (según toque), o dar la vuelta al mundo si es necesario.
Hay que "entrenar" a 40º, aunque a veces parece que sea más importante corretear (o intentarlo) por los jardines de la Casa Blanca, nadar con delfines o participar en waka-bolos que, benefician mucho al club, pero con los que consigues que el Hércules te meta un 0-2 en casa en la segunda jornada de liga (ellos no suelen entrenarse en Beverly Hills).
Ahora hay que jugar contra el Manchester United, alineando a Armando, Balliu y Espinosa, porqué los titulares están de vacaciones o arrastrando lesiones de una super saturada temporada.
El Barça, como el resto de grandes clubes europeos, ha pasado de realizar un stage de pretemporada a vender un la hostia consagrada world tour, que vende a precio de caviar, ofreciendo el bocata del Barça B con guarnición de algún juvenil y el aderezo de los suplentes del primer equipo.
En vista de que los organizadores de los bolos veraniegos del Barça tragan con la presencia de Carmona, Cuenca o Martí Riverola, habría que empezar a pensar en dividir la pretemporada en dos: la famosa gira marketiniana por esos mundos de Dios con los chavales del B, y volver al stage de toda la vida con el primer equipo.
Seguro que concentrados en Andorra, en El Muntanyà o en El Pont de Suert, los que tienen que sacar las castañas del fuego llegarían a la Supercopa de España más enchufados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario