viernes, 5 de agosto de 2011

Papendal.

¡Qué tiempos aquellos en que al Barça la pretemporada le servía para eso, para preparar la temporada!

Se buscaban emplazamientos no demasiado lejanos, con unas instalaciones adecuadas y donde si llovía un poquito, mejor. Vamos, que se pudiese entrenar tranquilo y a la fresca.

Se aprovechaba la estancia en rincones tan exóticos como Andorra o, sobre todo, Papendal (hasta que Alexanco se puso berraco y se tuvieron que cambiar los planes), para enfrentarse a equipos locales, normalmente unos amiguetes del lugar que no fuesen a poner demasiado la pierna (las lesiones se limitaban a ampollas y agujetas).

En esos tiempos, tenía su coña comprar la prensa deportiva allí donde estuvieses pasando el verano, para desayunarte con los ocho o nueve goles que el Barça le había metido a equipos del calado del DS 79, el S.V.V. o el Dordrecht.

A estas concentraciones de pretemporada, se desplazaba el primer equipo, con algún chavalín de la cantera (uno o dos, máximo), y la plantilla ya estaba prácticamente cerrada.

Una vez oxigenado, el Barça volvía a España, donde se jugaban torneos de verano de los de verdad, de toda la vida, contra el Betis, el Atlético de Madrid y algún equipo brasileño o uruguayo (estos si metían la pierna), y entonces podíamos ver por la tele (normalmente en blanco y negro) a los fichajes de relumbrón, como Canito o Pichi Alonso, o a los "jovenes" de la cantera que subían con 24 años al primer equipo, como Paco Clos, Rojo o Calderé (que ya era calvo).

Ya en septiembre, y poco antes de comenzar la Liga, el Gamper de verdad, con semifinales, final de consolación y la final que le ganaba el Barça al Boca Juniors (9 le metieron a Gatti).

El equipo llegaba rodado a los partidos que importaban de verdad, y después se perdería la Liga contra el Athletic de Clemente o contra el Madrit de la Quinta del Buitre, que hi farem! pero al menos las temporadas se preparaban con más o menos lógica.

Hoy en día está claro que manda el marketing. Para pagar a Messi hay que pasearse por Estados Unidos o por China (según toque), o dar la vuelta al mundo si es necesario.

Hay que "entrenar" a 40º, aunque a veces parece que sea más importante corretear (o intentarlo) por los jardines de la Casa Blanca, nadar con delfines o participar en waka-bolos que, benefician mucho al club, pero con los que consigues que el Hércules te meta un 0-2 en casa en la segunda jornada de liga (ellos no suelen entrenarse en Beverly Hills).

Ahora hay que jugar contra el Manchester United, alineando a Armando, Balliu y Espinosa, porqué los titulares están de vacaciones o arrastrando lesiones de una super saturada temporada.

El Barça, como el resto de grandes clubes europeos, ha pasado de realizar un stage de pretemporada a vender un la hostia consagrada world tour, que vende a precio de caviar, ofreciendo el bocata del Barça B con guarnición de algún juvenil y el aderezo de los suplentes del primer equipo.

En vista de que los organizadores de los bolos veraniegos del Barça tragan con la presencia de Carmona, Cuenca o Martí Riverola, habría que empezar a pensar en dividir la pretemporada en dos: la famosa gira marketiniana por esos mundos de Dios con los chavales del B, y volver al stage de toda la vida con el primer equipo.

Seguro que concentrados en Andorra, en El Muntanyà o en El Pont de Suert, los que tienen que sacar las castañas del fuego llegarían a la Supercopa de España más enchufados.

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