viernes, 9 de septiembre de 2011

Patología Mou, receta Pep.

Es cada vez más frecuente oír en los medios de comunicación que ya nadie cree en las casualidades y que pocos se sorprenden de nada, y por eso, a uno le vienen ganas hoy de tirar de topicazo y decir que ya nada le sorprende y que las casualidades no existen.

La concesión ayer, de la Medalla de Oro del Parlament a Pep Guardiola, es un acontecimiento importante pero no estrictamente deportivo, y no me parecía un tema al que fuese posible sacarle demasiada punta.

Como es habitual, me equivocaba, y viendo la portada de hoy de As, me doy cuenta de que, efectivamente, la barcelonitis galopante que ataca a la caverna se está convirtiendo en un fenómeno que trasciende casualidades y sorpresas.
Todos sabemos que el histórico antagonismo entre Barça y Madrid supera las barreras estrictamente futbolísticas (otro topicazo, pero no me lo he podido aguantar). De un tiempo a esta parte, algunos creemos incluso que la tradicional deriva política del enfrentamiento se está agudizando notablemente (Punto Pelota está haciendo más en Catalunya por el independentismo que las deslabazadas formaciones soberanistas -¿será Pedrerol un maulet infiltrado?-), por lo que actos como el de la tarde de ayer en el Parlament de Catalunya, generan, irremediablemente, reacciones de todos los colores.

La ración de sapos anticatalanistas ya nos la sirvieron anoche, en forma de resopón, la dicharachera pareja de humoristas Roncero y Damián, en su habitual, alevosa y nocturna sesión golfa en Intereconomía.  

Hoy hemos podido leer análisis, teóricamente más sosegados, en los que se define perfectamente la línea ideológica trazada desde hace unos meses por las plumas más floridas (¿o florentinianas?) de la prensa madridista: Guardiola es un falso, su perfección es una patraña y además habla catalán en la intimidad (vade retro). Esta teoría es impostora y simplona, porque parte de una premisa simplona e impostora. Según la caverna, ya que Mourinho es un impresentable y el universo extramerengón se rinde ante la humildad de un Pep ganador, defendamos una idea universal en lo conspirativo contra Mou y acusemos de mentiroso a Guardiola. Simple dicotomía que no resiste ningún análisis: Pep Guardiola puede que nos esté engañando, que si viene la Balompédica Linense no se lo crea realmente cuando dice que se enfrenta al mejor equipo de la historia, y que si juega contra Manolo Preciado no se crea realmente que el entrenador del Sporting es el tío más guapo y más alto del mundo, vale, de acuerdo. ¿Y? ¿Qué tendría que hacer? ¿Fingir que es un joputa asilvestrado para dar cancha a la Central Lechera?

Probablemente, un Pep cavernícola tranquilizaría más a una caverna rendida al cavernícola Mou. Pero con un técnico incontrolado que anda suelto y desbocado, a la gruta no le queda otra que idear extrañas teorías conspirativas enfocadas a que algún flojo de mente pueda llegar a creerse que los papeles de Guardiola y Mourinho son intercambiables.

Un buen ejemplo de esta estrategia, es la reacción a un acontecimiento que añade brillantez a la imagen de Pep. ¿Esos de ahí arriban le dan una medalla al filósofo? Nosotros desvelamos la existencia de una pérfida campaña contra nuestro ingenuo e inocente entrenador.

¿Campaña contra Mou? ¿Bien organizada? Desde luego. Sin duda. Existe una campaña orientada a llamar la atención sobre la falta de deportividad, la prepotencia, el cinismo, el victimismo y la supina tontería del entrenador portugués. Y si, está muy bien diseñada y organizada. El problema es que está diseñada y organizada por él mismo, con la connivencia de un club entregado y los altavoces de una prensa incapaz de discernir entre la cruda y blaugrana realidad y sus húmedos y blancos sueños de fin de ciclo. ¿Objetivo? El de siempre, echar la culpa de todo lo que pueda pasar a los otros. Y los otros son los de siempre.

El madridismo quiso combatir a Guardiola con el anticristo. Ahora están enfermos de Mou y su única medicina es el ejemplo de Pep.


Que se vayan poniendo el supositorio.

4 comentarios: