martes, 24 de enero de 2012

Puskas estaba más gordo que Messi.


"Cuando Messi haya marcado 1.283 goles y ganado tres mundiales, hablamos". Pelé dixit.

Pelé dixit y, para variar, Pelé se equivoca.

Pelé se retiró con 36 años y Messi tiene, a día de hoy, 24 años. Las ligas y competiciones en las que se desenvolvió Pelé para anotar la mayoría de sus goles eran, probablemente, menos exigentes que la actual Liga BBVA o que la Champions League. Y en cuanto a los tres Mundiales del Brasil de Pelé, recordar que en el del '58, Pelé, con 17 años, era suplente, en el del '62, no jugó por lesión ni siquiera la final, y en el del '70, estuvo acompañado por un Rivelino, un Jairzinho, un Tostao o un Carlos Alberto difíciles de encontrar en la Argentina contemporánea de Leo Messi.

La pretensión de compararlo todo es tan estéril como reiterada, tanto en el mundo del fútbol como en el resto de facetas en las que nos desenvolvemos unos humanos que, ya desde el parvulario, nos empeñamos en discernir quien es más rápido, más fuerte o más listo y de más creciditos, en quien es más rico, más guapo o quien la tiene más larga.

Tener una cuenta corriente más saneada, como Cristiano Ronaldo, o ser poseedor de un mayor calibre viril, como Nacho Vidal, son cuestiones objetivas, pero averiguar si las fintas de Garrincha eran más efectivas que las de Onésimo, los testarazos de Kocsis más potentes que los de Santillana, o la determinación de Di Stéfano más importante que la de Messi, entra en el terreno de la especulación pura y dura.

Es imposible comparar cualidades, acciones, gestos puntuales, cuando el entorno es, a la vez, tan absolutamente determinante como radicalmente distinto.

La tensión competitiva, la preparación física, la evolución técnica, la propia evolución genética en definitiva, determina que jugadores con las características morfológicas de Puskas, por ejemplo, probablemente no fuesen capaces de aguantar 90 minutos en un partido actual.

Por tanto, comparar al Barça de Guardiola con la Hungría del '54, el Brasil del '70, el Ajax de Cruyff o el Milan de Sacchi, además de complicado, es inutil.

Y sin embargo, imponiéndose por segundo año consecutivo en Champions, y sobre todo, eliminando en Copa y remontando e imponiendóse en Liga a un Real Madrid diseñado para invertir un ciclo imbatible, el F.C. Barcelona confirmaría definitivamente una hegemonía difícilmente equiparable en otros momentos de la historia. Sobre todo teniendo en cuenta que, dejando en blanco al Real Madrid esta temporada, asestaría un golpe mortal al único rival que, en un futuro próximo, puede atreverse a hacerle sombra, lo que despejaría el horizonte para ampliar, en las próximas temporadas, un palmarés difícilmente superable. Y todo eso practicando un juego que, excepto a los seguidores del Real Madrid, encandila al mundo entero. 


@extrizquierdo

2 comentarios:

  1. Muy muy muy muy muy muy muy pero muy cierto todo lo que se lee en este artículo. No puedo decir que estoy en desacuerdo con nada de lo expuesto.
    Además, mejor escrito no puede estar, ¿vos sos escritor o algo? ¿Hay algún perfil tuyo aquí? A veeer, me viá fijar...

    Saludos.
    EL 10 Y 10 MÁS

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  2. Esto mismo comentaba con un amigo el sábado. Es difícil comparar el fútbol de ayer y el de hoy, la primera razón y a mi juicio más importante estriba en que la profesionalización del fútbol ha hecho su acceso mucho más difícil. Hoy en día te encuentras por la calle con gente que ha jugado en Tercera, sin embargo rozar esa categoría hoy se ha convertido en algo complicadísimo. Mi propio padre entrenó, tiempo atrás, a todo un equipo con historia como el Real Jaén y sin embargo hoy no pasa de un equipo de barrio. Por no hablar del diferente nivel en diferentes regiones de la propia España a nivel no profesional.
    Hay muchos factores que han influido en esto, hay estudios sobre fútbol, sobre preparación física. La dietética forma una parte muy importante del trabajo diario de los clubs. En definitiva, no se trata de darle al balón. Hay más trabajo que ese y eso explica la gran diferencia entre una época y otra.

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